OPINIÓN

11 de Septiembre de 2024

¡Viva el fútbol!

He leído con atención y agrado la nota del señor Hugo Grassi en Radio Máxima. Grassi afirma “en los clubes sospechamos que las Sociedades Anónimas buscan un negocio inmobiliario”, lo comparto plenamente, pero se ha quedado a mitad de camino, o vislumbra el final del sendero. 

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Los de los negocios inmobiliarios están sin dudas en las gateras, y los parejeros en la línea de largada son las sociedades anónimas, pero el ideario globalista llega mucho más lejos. Eso es el objetivo mediato, el inmediato es otro y mucho más grave y perverso. 

 

He escrito sobre este tema como apasionado del fútbol, pero fundamentalmente porque este deporte está inserto en la idiosincrasia de los pueblos, cumple además de una función social, en muchos casos, un ejemplo de representatividad comunitaria. 

 

No hay que olvidar que le FIFA es un ente multinacional con el mismo poder de intromisión en los estados como lo hacen la UN, el Foro de Davos y la OMS.

 

El objetivo es ir dinamitando el entramado de los clubes locales, en todas las categorías. Los más chicos ya no pueden pagar ni los servicios esenciales, y los más grandes se deben conformar con lo que va quedando.

 

Hoy todo ha cambiado, ya los futbolistas que componen la selección tuvieron un paso fugaz por los equipos argentinos algunos, y otro ni siquiera han pasado por ellos. Viven en un mundo alejado de los avatares de la vida cotidiana de quienes al final de cuentas, en parte, pagan sus excentricidades. 

 

A todo esto, se suma algo que es extremadamente grave, la FIFA anunció hace un tiempo, y seguro lo va a concretar, la realización de mundiales de fútbol cada dos años, agregado a las llamadas fecha FIFA que perjudica a los clubes dueños de los jugadores.

 

¿Esto porque es grave?

 

Con mundiales cada dos años, en los años intermedios habrá eliminatorias.

 

De esta manera los torneos locales de cada país se irán extinguiendo lentamente.

 

Perderán atracción porque los jugadores que sobresalen son llevados a los lugares que la FIFA le conviene.

 

La situación económica seguirá en constaste retracción, - así lo quieren –y los socios de los clubes irán desapareciendo pues sus ingresos se deterioran.

 

Esto se derrama sobre todas las categorías y a todos los niveles.

 

¿Qué sucede con los clubes de barrio?

 

No pueden pagar los servicios y deben ser medianamente subvencionados. 

 

Los clubes comenzarán a desaparecer y los grandes campos de entrenamiento hechos con esfuerzo serán despojados por multinacionales que prepararán y usarán a los jóvenes que más les sirvan a sus falaces intereses. 

 

Si observamos solo la última década del accionar de los organismos nacionales e internaciones, los actos de corrupción han sido demasiados, perjudicando la objetividad en el desarrollo de los partidos.

 

El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, defendió enfáticamente la inclusión de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) en el fútbol. “Nadie obliga a nadie a nada. Es impresionante cómo da miedo la libertad. Es a total discreción y voluntad de los socios de los clubes. Queremos que las instituciones deportivas puedan no solo exportar talento, sino también el producto final. Mis hijos los fines de semana ven la Premier League, porque en Inglaterra no se ve la liga argentina. Queremos transformar el fútbol en un producto final atractivo”.

 

En una sociedad orgánica y natural el fin no es exportar talentos – expresión materialista si las hay -, sino que éstos regocijen a los amantes argentinos del fútbol. 

 

Todo eso es para abonar la tierra y llegar a los objetivos deseados por estos organismos que están hasta por encima de las instituciones del estado. 

 

Es muy fuerte el poder que se mueve en estos estamentos, y los dirigentes deberían tomar nota de este panorama incierto, para no caer en la desidia y permitir la desaparición de uno de los espectáculos que bien llevados mueven al regocijo de muchos seres humanos en el mundo.  

 

Dos modelos compiten, por un lado, los clubes son de los socios y por el otro de empresas multinacionales como el Manchester City. ¡Eso no es fútbol, es una multinacional con fines ilimitados! 

 

Despertemos, porque mañana, como en Europa, el “emir de Capanga” o “el sultán de Cochinchina” serán los ladrones de los sueños de tantos amantes del fútbol.

 

Roberto Franco 

 
Asociacion Mutual Frigorifico Gualeguaychú

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