María Alejandra Nores, mujer de 39 años de Urdinarrain, quedo cuadripléjica tras el accidente ocurrido en agosto de 2015 en la ruta provincial 20.
“Uso sonda, pañales, no puedo hacer nada por mi sola, ni tomar un mate”, dijo Alejandra en RADIO MÁXIMA. Agregó que “nos tocó vivir cosas muy dolorosas”. La familia Nores tiene dos radios en Urdinarrain y formó el grupo musical Alegría. “Aférrense mucho a Dios, tengan mucha fe, perseverancia, sepan esperar que las cosas llegan cuando uno menos lo piensa y que nunca hay que rendirse a pesar de las adversidades”.
María Alejandra relató el momento del accidente. En ese entonces tenía 31 años de edad. “Pasando el puente, antes de llegar a la capilla, empezó a llover muy fuerte, se vino el mundo abajo, porque lo tomo así. La ruta se empezó a inundar y no se veía nada”.
“Veníamos conscientes de que la ruta estaba en muy mal estado y pensamos cómo hacer para esquivar los pozos, y bueno…Nos tocó esta mala jugada. Agarramos un pozo grande que nos chupó la goma delantera derecha del auto, lo largó, hicimos nueve giros. En ningún momento perdí la conciencia”, contó sobre el doloroso recuerdo del accidente, en el auto, en el que también viajaban, su padre, su pequeña hija en el asiento trasero, y su hermano. Tras los reiterados giros, el vehículo impacta contra un árbol, mano hacia Gualeguaychú.
Alejandra fue trasladada por una ambulancia de alta complejidad, con dificultades para respirar. “Sentí como que mi cuerpo me iba a explotar, sentí desesperación y angustia porque no sabía lo que me iba a pasar”. El diagnóstico de los profesionales que la atendieron, fue Luxación de vértebras, lo que impactó en su médula. “Ya no podía hablar, no sabía cómo comunicarme, se me inflamó el cuerpo y se me cortaron las conexiones hacia las piernas y desde los brazos a las manos”.
“Desde Gualeguaychú me trasladaron urgente a Concepción del Uruguay. El neurocirujano me pidió que esté tranquila, me dijo que lo que me estaba pasando no era fácil y que no lo sería después. Me dijo que me iban a operar, pero no sabían cómo iba a quedar. Podía quedar sin habla, o en estado vegetativo. Me iban a acomodar las vértebras y ponerme una prótesis de titanio, para fijarlas porque estaban fuera de lugar”, explicó.
Tras siete horas y media, que fue el tiempo que duró la operación, el profesional le dijo que debían esperar. “Le pedí a Dios que no me lleve porque tenía una hija de seis años y qué iba a hacer el día de mañana cuando le falte”.
Alejandra inició el tratamiento de rehabilitación, días después, tomó contacto con nuevos profesionales, psicólogos y psiquiatras, que le dijeron que debía empezar “una nueva vida”. “Fue un daño psicológico totalmente doloroso”, recordó.
Después de muchos tratamientos y de convivir con nuevos hábitos, Alejandra contó que fue asimilando las secuelas del accidente en su vida. “Cuando nos pasan estas cosas crueles, difíciles de sobrellevar, no cierren el corazón, no bajen los brazos, no piensen que no pueden salir adelante, porque sí se puede. Hay que luchar por los que nos quedan, por los que están. Yo hoy lucho por mi hija que en octubre cumplió 15 años. Dios me regaló verla cumplir años y verla feliz”, reflexionó.
En redes sociales, Alejandra compartió un conmovedor video, donde compara el antes y el después del accidente.
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