Roban a los muertos y a los vivos. No lastiman. No llevan armas de fuego ni cuchillos. Suelen actuar cuando nadie los ve. Con rapidez. El mundo delincuencial no los tiene en cuenta ni como un eslabón débil, oculto o pequeño. No son como los robabancos, piratas del asfalto, hombres arañas, cuenteros del tío, estafadores o motochorros. Podría decirse que estos hombres, muchos de ellos sin antecedentes, son los robabronce: sustraen lápidas de los cementerios,
Los robos en el cementerio lamentablemente no tienen pausa. Permanentemente se realizan denuncias por los diferentes casos que se atraviesan pero no tienen freno.
El robo de bronce, que luego lo venden es una moda delictiva que sigue en auge y que no es patrimonio solamente en Gualeguaychú sino que ocurre en todos lados.
En buenos ares puede verse con mayor impacto porque avanzan sobre picaportes, porteros de bronce etc. “Se roban bronces de los cementerios, porteros, herrajes, cables de fibra, cobre o bronce, boca de tormentas, rieles de las vías del tren. Son grupos organizados, los que lo hacen no son delincuentes, en muchos casos son gente de la calle, que lo hace por necesidad. Y los que están en el negocio del bronce les tiran dos pesos con cincuenta”, opina una persona consultada.
Prohibición para ingresar con autos
Una de las últimas medidas que adoptó la administración del cementerio de Gualeguaychú, es la prohibición de ingresar autos en horario de visita, salvo que soliciten en el mismo momento de ingreso, la autorización para poder entrar.
Se pensaba que con esta medida se podía limitar el robo, pero muchos de lo que delinquen ocultan los robos en mochilas.
Esta es una situación de años, que no se puede resolver salvo que se multipliquen los trabajadores que cumplen funciones en el cementerio, y que sea durante las 24 horas, pero también se debería aplicar el sistema de control en bolsos, mochilas, etc, lo que ha muchos le incomodaría y la colocación de un sistema de videovigilencia que hasta el momento los gobierno de turno no han querido avanzar.
Pero mientras tanto los dueños de lo ajeno siguen haciendo estragos y el último caso es el ocurrido en la tumba de José Luis Gestro que se llevaron las placas, provocando indignación en su familia y amigos.
Testimonios anteriores
Carlos hizo la denuncia policial en la comisaría novena, por la profanación de la tumba de su hija, quien falleció siendo muy pequeña. “La placa tenía el nombre de ella y un poema de Otero Wilson, la habíamos colocado hace 35 años”, mencionó. “Esa placa es el lugar a donde íbamos y le dábamos un beso”, recordó.
Frente a los reiterados robos que sufren, desde el cementerio pidieron a la Municipalidad mayor seguridad pero hasta el momento no obtuvieron respuestas. “Profanaron tres tumbas, las tumbas artísticas suelen tener más cosas de valor”, comentó Omar.
En otro testimonio, Nelly, una vecina de la ciudad, dijo en RADIO MÁXIMA que fue al cementerio a un nicho de la Supervisión del Frigorífico en la galería 9, y observó que faltaban todas las placas. “Un tío y la reducción de cuatro personas más, son muchas placas que teníamos ahí”, lamentó.
“Las placas tenían tornillos y en el mármol quedaron los agujeros. Son placas bastante pesadas, de bronce. Van con herramientas”, aseguró.
Esta situación se vive en el cemnterio de Gualeguaychú, pero en otros cementerios del país. Y hasta en Iglesias. Y en edificios cuyos propietarios piensan reemplazar los picaportes o porteros con materiales menos valiosos que el bronce.
No se salvan ni los santos. Ni los vivos. Ni los muertos.