El decomiso de los cientos de kilos de miel se dio en el marco de la inexistencia de papeles que dieran cuenta del origen. Al no poder establecer la procedencia, ni la aptitud para su consumo, es que se tomó la decisión de destruir en el Ecoparque los 320 kilos de miel.
En este contexto, surgió la duda de si el destino de este producto podría haber sido otro, como su donación a comedores o residencias de ancianos. Al respecto, Néstor Gomez, funcionario de Inspección General, explica que la ley establece que en el caso que no se conozca la procedencia de los productos alimenticios se debe proceder a su destrucción.
Desde Radio Máxima, se le preguntó si existía la posibilidad de que desde el área de Bromatología realizarán un análisis para establecer si la miel era apta o no para consumo. A lo que Gomez respondió “se podrían hacer solo algunos estudios que podrían indicar si es apta o no el consumo.Sin embargo, esto no es lo que establece la reglamentación”, señala.