A los terraplanistas les han hecho creer que CFK desea modificar la Suprema Corte de Justicia para obtener inmunidad jurídica. Y la verdad es que ella ya la tiene, porque se desempeña como vicepresidenta de la Nación. Es más, durante el período 2017 a 2019, fue senadora nacional y renunció a sus fueros para someterse a los caprichos procedimentales del extinto juez Claudio Bonadío y el contubernio de Comodoro Py. CFK concurrió a todas las citas, se prestó al acoso jurídico de varias indagatorias en un mismo día (algo inaudito en cualquier juzgado) y siempre se mantuvo “a derecho”, es decir, a disposición de la Justicia. Actitud diametralmente opuesta a la que mostró el falso abogado Fabián Rodríguez Simón, operador de “la Mesa Judicial” del macrismo. Hace poco, “Pepín” cumplió 500 días como prófugo de la justicia argentina y TN o La Nación no comentaron nada al respecto. ¿Se imaginan el escándalo mediático que hubieran montado si Cristina buscara asilo político en Uruguay o cualquier otro país?
La temible Mesa Judicial que operó entre 2015 y 2019 impulsó una red de escuchas y espionaje ilegales para perseguir, extorsionar y detener gremialistas y empresarios, remover de sus cargos a los fiscales, jueces o funcionarios que no respondían al macrismo y poner “a dedo”, en la Suprema Corte de Justicia, dos jueces “leales” al Grupo Clarín y a Macri: Carlos Rosenkranzt (ex empleado de Clarín) y Horacio Rosatti. También se utilizó para espiar a los familiares de los marinos muertos en el “ARA San Juan”, pero los camaristas han concluido que, en este caso, no existió delito alguno. ¡Mire usted!
La Suprema Corte de Justicia, que debería ser neutral y apolítica, es antiperonista o anti populista. Eso ha quedado recientemente de manifiesto, cuando el juez Rosenkranzt, en una conferencia dictada en Chile, dijo que no todas las necesidades generaban derechos, oponiéndose de esta manera a la consigna presidencial que reza: “Donde hay una necesidad, nace un derecho”. Nuestra Suprema Corte es oligárquica, elitista y partidariamente opositora del gobierno y como tal actúa. CFK dijo que “el partido judicial tiene en libertad condicional a todos los ciudadanos argentinos”, en clara alusión al “carpetazo” con el cual los jueces buscan inhabilitarla para las elecciones del 2023. Un procedimiento que no es extraño en los países de la región, pues ya se hizo en Ecuador con Rafael Correa y en Brasil, con Lula Da Silva o Dilma Rousseff. Resulta curioso que casi todos los países de Sudamérica tengan una especie de monarquía enquistada en pleno corazón republicano: una realeza auto sustentable, inmune, perenne, intocable y hereditaria que se identifica, por consanguinidad, con los ricos o poderosos.
Por otro lado la Justicia, al igual que los pobres de derecha, también sufre de aporofobia. Sin embargo en este caso está justificada, porque los pobres siempre andan faltos de capital y casi nunca dan buenas propinas. Por esas cuestiones (aporofóbicas y elitistas) es que la ley, como la lluvia, nunca es pareja y tiene por costumbre “dejar pasar, dejar hacer” solo a los animales grandes y detener a los pequeños, como si fuera una tela de araña. Así lo explica, en su ignorancia, el Moreno que entabla una payada con el gaucho Martín Fierro, en el extenso Canto XXX, de La Vuelta (1879):
“La ley es tela de araña,
“Es la ley como la lluvia:
en mi inorancia lo explico:
nunca puede ser pareja
no la tema el hombre rico;
el que la aguanta se queja,
nunca la tema el que mande
pero el asunto es sencillo:
pues la ruempe el bicho grande
la ley es como el cuchillo,
y sólo enrieda a los chicos.”
no ofende a quien lo maneja.
Los conceptos y metáforas de José Hernández no han cambiado demasiado porque, como ya lo dije, nuestra justicia es dinástica. Se hereda de generación en generación entre nobles, amigos o acomodados que siempre están al servicio de la realeza, es decir, del poder real. Si las cosas continúan de esta manera y no se hace algo para modificar la Suprema Corte de Injusticia del Grupo Clarín y sus asociados, deberemos enmarcar sobre la puerta de acceso a cada juzgado nacional la conocida sextina del Viejo Vizcacha:
“Hacete amigo del juez,
no le des de qué quejarse;
y cuando quiera enojarse,
vos te debés encoger.
Pues siempre es güeno tener
palenque ande ir a rascarse.
Muy buen consejo si tenemos en cuenta cómo les ha ido de bien a “Pepín” Simón y a su jefe, el ex presidente Mauricio Macri. Desde el nacimiento de nuestra Patria, los tiempos de Hernandarias (vean mis dos artículos llamados HABLEMOS DE LAW FARE), la época de José Hernández, la servilleta de Corach y el macrismo, Justicia argentina infunde tristeza y una profunda bronca.
Afortunadamente existen chispazos de justiciero karma ciudadano. Nada peligroso para los ricos ni el esquema establecido, ¡claro está!, pero sí muy gratificante para nosotros, que andamos a pie. Esta vez, por ejemplo, el acto de justicia popular encarnó en el avatar de un humilde canillita de Ituzaingó que, cuando estuvo frente a Macri, se negó a darle la mano.
*José Luis Pereyra.