Law fare express

Publicamos la columna del profesor José Luis Pereyra, ganador del premio Fray Mocho de Literatura.

28 Ago, 2022, 10:24 AM

Juvenal fue un autor latino que vivió entre los siglos I y II de nuestra era. Su especialidad eran las sátiras, poemas corrosivos donde desnudaba las lacras sociales de su época: corrupción, hipocresía, envidia, inmoralidad, avaricia, libertinaje. Cuando alguien le reprochó su acidez crítica y le sugirió que se dedicara a otra actividad más “amable”, Juvenal respondió algo así como: “Vivo en un mundo donde es muy difícil no escribir sátiras” (“Difficile est satura non scribere.” Sátira I-30). Si el vate latino viviera en nuestros días, seguramente seguiría escribiendo lo mismo, pues material abunda. Vean, si no: 

 

El Liverpool, uno de los equipos de fútbol amateur que se reúnen en la quinta  macrista de “Los Abrojos”, está empecinado en meter presa a CFK o inhabilitarla para ejercer cargos públicos. ¿Un equipo de fútbol que se dedica al Law Fare, cómo es eso? Es que allí, en el Liverpool, juegan como compañeros el fiscal Diego Luciani y el juez Rodrigo Giménez Uriburu, presidente del Tribunal Oral Federal 2. Ambos, fiscal y juez, llevan adelante la causa contra la actual vicepresidenta por una denuncia de Elisa Carrió, denunciadora serial si las hay, sobre supuestas irregularidades en la obra pública de la lejana provincia de Santa Cruz. Y digo supuestas, porque NINGÚN testigo presentado por la fiscalía aportó datos que incriminaran a CFK.

 

En 2016 y a inicios de 2022, los abogados de Cristina pidieron el cierre de la causa, al igual que todas las otras inventadas contra ella: “Ruta del dinero K”, “Fotocopias de los cuadernos truchos”, “Dólar futuro”, todas ellas flojitas de pruebas y sustento jurídico. Sin embargo, la Justicia argentina se negó a cerrar el último bastión del Law Fare y siguió adelante con una farsa sobreactuada, de mala leche y tan vergonzosa que asquea a cualquiera que posea mínimos conocimientos legales.

 

Se agregaron al expediente “nuevas pruebas”, vinculando a Lázaro Báez (que jamás fue amigo o socio de CFK) con José López y el caso de los bolsos con U$S 8 millones. Como recordarán,  el coimero López arrojó en un convento su fortuna mal habida, justo en el momento en que las cámaras de televisión y la policía lo estaban enfocando. Lo que en la jerga mafiosa se llama “una camita”. 

 

El nuevo anexo, de casi nueve mil páginas, reúne escuchas telefónicas de López con muchos empresarios de la construcción. Este nuevo aporte a la causa ameritaba una ampliación de la indagatoria tomada a CFK en 2016, pero el juez Giménez Uriburu denegó el pedido de los abogados que defienden a la vicepresidenta y el fiscal Luciani se apuró a pedir para Cristina doce años de prisión e inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos. Esto obligó a que CFK se dirigiera al pueblo explicando tales irregularidades y  otros detalles que la Corte no quería difundir por razones obvias.

 

Una señal de estupidez es lograr el resultado contrario al que era perseguido. Por ejemplo, resulta estúpido quien buscando ganar dinero en la timba, lo pierde; quien deseando parecer simpático y “cancherito”, termina siendo pesado u odioso; quien queriendo hacerle daño al enemigo, se lastima a sí mismo. La maniobra para proscribir a CFK y apartarla de las elecciones del 2023, (¡qué miedo le tienen!), terminó siendo una malísima idea del partido judicial, el Grupo Clarín, la Embajada y JxC.  

 

Por un lado, las escuchas telefónicas realizadas a José López no apuntan a Lázaro Báez (con apenas seis llamados), sino a Nicolás Caputo, íntimo amigo y socio de Mauricio Macri. Caputo tiene más de cien conversaciones comprometedoras con López. ¡Pero Luciani leyó los mensajes de Báez y no los de Caputo! Quisieron embarrar a Cristina, pero terminaron mostrando la verdadera corrupción y la mugre de Cambiemos. Nunca se investigó de dónde vinieron los ocho millones de dólares que llevaba López, ¿por qué será?

 

Otra señal de estupidez es haberle entregado al peronismo, que venía jaqueado por la inflación, el desprestigio administrativo, la disgregación interna y la crisis económica,  un motivo valedero para resurgir de sus cenizas, unirse tras una causa justa, ganar la calle, militar y mostrar genuino disgusto ante  la mafia mediática, judicial y macrista. El estúpido intento de la oligarquía para proscribir a CFK y privar a la gente de su líder más importante,  puso de manifiesto el cuarto poder (muy ninguneado por la derecha, pero fundamental en toda democracia): el poder del Pueblo auto convocado.

 

Como les dije antes, el viejo Juvenal se daría un verdadero festín de sátiras en este país de fiscales miopes, gorilas exaltados y la corte del Law Fare express.

 

 

 

*José Luis Pereyra.

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POLÍTICA & TERRAPLANISMO