En los márgenes de la ciudad, en la zona cercana a las canchas de Sudamérica, se encuentran casas precarias, muchos perros en situación de calle, niños, parejas jóvenes y muchas necesidades.
En el barrio Los Espinillos también hay corazones grandes, como el de Ester Retamar, una vecina que una vez por semana brinda la cena y la merienda a las familias del lugar.
“Hacemos 200 porciones de comida, la gente tiene muchas necesidades y cada vez se suman más. Es un barrio muy pobre”.
“Estoy hace 5 años acá, yo era de Buenos Aires, vine acá porque no tenía donde vivir, al principio alquilaba, y después me vine para acá. Durante la pandemia empecé a hacer la olla”, cuenta Ester.
Con ayuda del movimiento social MTL, y 10 mil pesos por mes, la ciudadana debe dar de comer a casi todo el barrio. Para comprar la carne, que se circunscribe a alitas de pollo, entre todos juntan la plata.
Ester forma parte de una cooperativa y de lunes a sábados trabaja en el mantenimiento de calles de 6 de la mañana a 12 del mediodía.
“Se nota mucho la cantidad de gente que se suma, algunas veces no nos alcanza, así que pedimos colaboración. Necesitamos alimentos no perecederos, los chicos van a la escuela, y una vez por semana vienen unas maestras a dar clases de apoyo escolar. Los niños concurren todos, vienen para que las maestras les enseñen a leer”.
En el barrio “Los Espinillos” viven 210 familias, lo que se traduce en más de mil personas y “cada vez se agrega más gente”. “Son personas jóvenes con familia, parejitas jóvenes con niños”.
“Yo abro con amor mi casa para los chicos. Vienen y buscan la comida en el bowl. Mi pensamiento es que el chico no se acostumbre a comer en el merendero, sino que pueda comer en su casa con su familia”.
En cuanto a las épocas más difíciles, la vecina manifiesta que tanto el verano como el invierno son muy crudos.
“Las calles son intransitables, falta de luz, cuando hace mucho calor no sale ni una gota y tenemos que salir a acarrear. La necesidad es muy grande, y cuando hay muchos chicos es mayor el sufrimiento. Y en invierno porque la gente tiene sus casas muy precarias, los chicos se enferman por el frío, porque no tienen abrigo”.
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