Se trata de "El Negro", que fue adoptado del refugio Patitas por una trabajadora del Sanatorio hace 14 años cuando esperaba al menor de sus hijos. Concurre todos los días y participó en las marchas.
El Negro llegó a la familia por recomendación de pediatra, en este sentido Gabriela Borrajo relata: “Cuando yo quede embarazada de mi último hijo, el médico me recomendó que lleve una mascota para que mis otros hijos no se pusieran celosos ante la llegada de su nuevo hermano”.
Es así que fueron a buscar al nuevo integrante de la familia a Patitas y eligieron al Negro. A primera vista, el perro era como cualquier otro, hasta que el sanatorio ex Agos cerró sus puertas.
“Cuando el sanatorio cerró empezó a seguirme a mí al sanatorio cuando yo iba”, cuenta Gabriela.
“El negro a las 7 sale y me sigue todo el camino hasta llegar al sanatorio, y se acuesta al lado de la moto, y cerca de las 14 se asoma a mi oficina para ver si estoy. Mientras el sanatorio estuvo cerrado, el siempre estuvo con nosotros”.
“A veces, sábado y domingo se viene y cuando no lo encontramos venimos a buscarlo al sanatorio. Es la fidelidad de un perro. Incluso cuando íbamos al Concejo Deliberante él también se metía e iba a las marchas con nosotros”.
Los días de lluvia o de calor intenso, al Negro lo dejan entrar en el garaje para que no padezca las inclemencias climáticas, y se ha ganado el cariño del personal del sanatorio.
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