Central le volvió a ganar una final a Deportivo, es tricampeón y rey de copas 2022

Cuando el deporte de Larroque alcanza metas importantes, las emociones son más fuertes que las crónicas detalladas, aunque separando las primeras de la segundas, en el partido de anoche, la demora de una hora en iniciar el partido, a causa de la bomba de estruendo que le cayó entre los pies a Francisco Bustos y que le causó una conmoción cerebral pasajera que no le impidió jugar, fue lo primero a destacar, en una directa crítica al operativo de seguridad, que debió ser más riguroso con los controles a las hinchadas.

Después quedan las atajadas de Lautaro Cabrera, -en los videos y en el corazón- que con 18 años asumió con naturalidad ser titular en el arco de Central y que, con dos grandes actuaciones, una en cada tiempo, es responsable directo de la nueva estrella en el escudo rojo. El cabezazo de Núñez, abajo y al palo derecho en el primer tiempo, y el «penal en movimiento» de Telechea, -en el complemento- con un paradón otra vez al mismo costado que requirió una estirada gigantesca, paralizaron los corazones de asistentes a la cancha y de los que seguían las imágenes por Youtube. Fueron dos goles a favor los que consiguió Lautaro con esas dos grandes intervenciones.

Pero especialmente sobresale el derechazo de casi 35 metros metió Gonzalo Rodríguez, dueño de una inteligencia superior, el que juega simple, y del que nacen casi siempre las mejores ocasiones de gol. La jugada por la izquierda que deriva en un remate al arco que da en Benedetti, por el que pidieron posición adelantada, el rebote y el pase del «Tin» para que Rodríguez saque ese sablazo inolvidable que se clavó por encima de González y que sacudió la red y las gargantas de la hinchada roja.

En los azules del Depo, lo mejor también vino de Larroque, de la mano de Sacha Vela, que buscó combinar con Núñez y Telechea y que, en un tiro libre de una falta dudosa, estremeció el ángulo derecho del arco de Central, en un tiro que rozó los dedos de Cabrera y que fue la última ocasión más cercana al empate de los locales.

Y sin embargo todo eso casi no importa, porque en la balanza, si Central no lograba el triunfo, la vuela a Larroque hubiera sido triste, pero la sensación de deber cumplido sería la misma, porque desde la Copa Entre Ríos para acá, los ahora dos campeonatos de Liga que logró Central, son un plus que se disfruta y agradece, pero nunca como aquel 4 a 2 de la Copa Entre Ríos en el mismo estadio en el que anoche volvió a celebrar.

Y si el rojo no hizo más fue porque midió fuerzas, por la tremenda seguidilla de partidos que acumula y porque está pensando en el domingo, en la visita a Atlético Uruguay y más alejado en el horizonte, la Supercopa Entre Ríos.

Por eso hay que volver a remarcar al equipo en su conjunto, y al trabajo de Marchesini, Perrón y ahora, de Peteto Lonardi con el cuerpo técnico y dirigentes, (y también la hinchada) que forman un conjunto invencible, que seguramente en el futuro se encontrará con derrotas y desilusiones, pero que del modo que se vive y siente, no dolerán como tales, sino como un estímulo para las revanchas, para seguir adelante, para seguir intentando. ¡Salud campeones!

FUENTE: ACCIÓN DE LARROQUE