Rusia, de ser sede en 2018 a la expulsión en 2022

En marzo de este año, la FIFA y el TAS decidieron sancionar a Rusia con la marginación de todos los equipos rusos de competencias internacionales y al representante del país de la próxima edición del Mundial.

De esta manera el conjunto ruso, que ya había clasificado a la última instancia del repechaje europeo, quedó sin chances de participar de una nueva edición del torneo más prestigioso a nivel selecciones.

La sanción aplicada se debe a los hechos de público conocimiento en el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. El enfrentamiento entre países fue tapa de los diarios durante mucho tiempo, y causó una gran repercusión social, política y económica en todo el mundo. En repudio al ataque sufrido por parte de los ucranianos, es que FIFA decide tomar esta determinación y dejar a Rusia sin Copa del Mundo.

Uno se puede poner a analizar si la decisión es correcta o no, o si la sanción es “justa” en términos deportivos o morales, pero es innegable que la FIFA está manejada por el Capitalismo y por la imagen que muestra ante la gente y a los demás países.

En la nota pasada, el análisis de cómo se elegía una sede de un Mundial, quedó claro que para la FIFA el aspecto más importante es que no tenga grandes problemáticas sociales, y que económicamente se encuentre en condiciones de poder albergar un evento de este nivel.
Por eso, es que es obvio que siempre el que tiene más plata gana, porque el fútbol se ha convertido en un negocio de mercantilización.
Si bien la nación rusa al principio había decidido apelar contra esta sanción, pasado el tiempo no realizó ninguna queja al respecto y acató la norma tomada por los organismos más importantes del fútbol.

No es la primera vez que ocurre un caso así en la historia del fútbol, ya que desde que se realizó el primer Mundial o algunas competencias internacionales han existido casos de suspensión de selecciones o cuestiones de esta magnitud.
La selección de Yugoslavia fue excluida en la Eurocopa de 1992 y en el Mundial organizado por la FIFA en Estados Unidos de 1994.

Para la Copa del Mundo de 1950, primera después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania y Japón quedaron al margen de la competencia, debido a que eran aliados de las potencias del eje de este enfrentamiento.
Volviendo a Rusia, es curioso su caso de expulsión, ya que muchos países también han invadido otras naciones pero no han sido penadas como si lo fue la Federación Rusa, es decir Estados Unidos justamente también ha cometido los mismos actos contra otros países, pero la FIFA decide hacer la vista gorda y mirar para otro lado, porque parece que no conviene tener en contra a la próxima sede en 2026.

El Mundial ya está a nada de arrancar y Rusia no formará parte definitivamente. Cabe destacar el manejo de la situación por parte de la FIFA, y también como las demás federaciones de todos los países no se opusieron a la medida tomada; sin embargo es porque en este negocio del fútbol muchas veces es preferible no meterse en cuestiones sociopolíticas para conservar un lugar en una pirámide que ya está preestablecida hace muchos años, y donde los que están más arriba son los que mayor poder adquisitivo tienen.

Me parece que la decisión de la FIFA no es incorrecta, pero si es incorrecto mirar para otro lado cuando estas cosas pasan por todo el mundo.

Ni siquiera se tiene que tocar el tema de los Derechos Humanos, ya que en Qatar suceden cosas casi inhumanas en cuestiones vinculadas a “creencias, cultura y religión”, pero, por la plata baila el mono.
 

Para cerrar, el pasado 20 de septiembre la UEFA anunció que Rusia no disputará la Eurocopa de 2024, avalando de esta manera la decisión tomada por los organismos antes mencionados. Luca Magnotta