El Vasco Zuluaga recuerda a su compañero de banda, amigo y músico Beto Rodrí­guez

“Tuve una perforación en el duodeno, y provocó la encapsulación de una infección. La fe fue la que me llevó y me trajo. Me dijeron que me moría, y no es lindo que te digan eso. 

Es tiempo de recuperación, ahora viene una endoscopia .Y después todas estas cosas que nos pasan, trabajar la cabeza, esto repentino que pasó con este amigo”.

Recuerda que la última vez que estuvo con Beto Rodriguez, fue cuando lo fue a visitar mientras estaba internado. “El me pide que nos saquemos una foto. Pero cuando se dió vuelta vió mi guitarra. La  agarró, nosotros nos conocimos hace 18 años en una fiesta de metalùrgicos, igual nos habíamos cruzado en algún que otro escenario, y tocó tres canciones”.

“Empezó a puntear un tema de Horacio Guaraní. Fue la última vez que tocó”. Y agregó que, cuando se enteró la noticia del fallecimiento, fue a acomodar la guitarra y le generó cosas muy fuertes, al borde del llanto. “Porque los últimos acordes, quedaron en esa guitarra”. 

“La última actuación fue el 20 de junio en la fiesta de Pueblo Belgrano. Y ahora, vemos como seguimos. Hay que reveer, porque justo pasa lo mío y después lo de Beto”. 

Por otro lado, la esposa de Beto, Juana “tuvo una recaída muy fuerte, tuvo una convulsión, que por suerte no quedó mal, reconoció a sus hijos. Teóricamente hoy lo traían a Beto, y hay posibilidad de que lo traigan mañana. Van a velarlo a cajón cerrado, aunque lo más seguro es que lo lleven directamente al cementerio”. 

“Yo no he caído todavía. No podemos creer y nos emociona mucho. Seguramente cuando nos encontremos los músicos con la familia, caeremos en la realidad. Incluso a mi, darme vuelta y no verlo va a ser muy difícil”. 

“Beto era un laburante, apasionado de la música. Y nosotros con él estábamos a 300 metros y nos mirábamos y sabíamos hasta lo que nos queríamos decir. Va a ser muy difícil no tenerlo”.