Un artículo que recopila el testimonio de cuatro mujeres de Gualeguaychú sobre lo que significa hacer dedo para llegar a trabajar.
La mayoría de las personas están acostumbradas a ir a su trabajo a través del transporte público o en sus propios vehículos pero, la realidad de estas mujeres es diferente, tienen que levantarse con muchas horas de anticipación para salir a la ruta y allí esperar a que alguien amable ponga balizas, se detenga junto a la banquina y las lleve.
*Mariana,120 kilómetros a dedo.
A Mariana Ocampo la conocí en el negocio de mi mamá porque es clienta. Un día me comentó que era agente sanitaria y que todos los días hacía dedo para ir y volver de su trabajo. Su experiencia llamó mi atención e inspiró esta nota. Una agente sanitaria es un nexo que articula la atención sanitaria con la comunidad. Mariana trabaja en un centro de salud en Islas del Ibicuy, su rol es acercar la salud a los vecinos, controlar si las familias se vacunan, si tomaron las pastillas que recetó el médico y detectar embarazos adolescentes, entre otras tareas.
-¿Te acordás de la primera vez que hiciste dedo?
No, porque fue hace nueve años. Para mí fue traumático el 2019 porque pase de ir tres veces por semana y ,con la comodidad del colectivo que antes estaba $110, a cinco días a la semana con un pasaje que costaba $375. En invierno con el colectivo más barato antes tenía la opción de ir en transporte cuando hacía frío y todavía era de madrugada, pero ya no tuve esa posibilidad. El año pasado me bajé en la ruta y estaban todas las luces cortadas. Eran las cinco y veinte de la mañana en pleno invierno. Lo primero que pensé fue acá me chocan o me pasa algo. Por suerte, se cruzó un chico de Gendarmería y me ayudó a embarcarme porque si no podía ocurrir un accidente. Recuerdo que ese día no se veía nada, solamente las luces de los autos cuando se acercaban a mí.
¿ Cuál es tu rutina diaria?
- Me levanto a las cuatro y media de la madrugada para tomar el colectivo de las cinco que va al parque industrial y pasa cada una hora, antes cruzaba cada media hora. Si lo pierdo, el otro lo tengo a las seis pero es muy tarde porque entro a las siete de la mañana a trabajar. Salgo del laburo a la una.
¿ Y después cómo es el regreso?
- Hago dedo y llegó a las tres y media a mi casa . Los de la policía caminera Brazo Largo nos embarcan a todas. Cuando ellos nos ven paradas, si no están muy ocupados, nos dicen que esperemos y nos ayudan. Tratan de subirnos con gente que venga hasta Gualeguaychú. Si no tenemos esa suerte por lo menos que nos acerquen hasta el puente. Muchas veces me demoro mucho en el puente del acceso Sur, he llegado a estar 40 o 60 minutos esperando a que me embarque en la entrada de Gualeguaychú. Cuando recortaron el colectivo de línea nos cortaron las piernas a todos porque antes teníamos entrada y salida cada media hora.
¿Usas uniforme?
-Sí, tenemos un ambo.
-¿Pensás que les da cierta seguridad a quienes te levantan en la ruta que lleves uniforme?
-Sí, les da más confianza . Cuando llevo la chaqueta blanca piensan que soy maestras porque mayormente levantan maestros. Para ellos es muy raro que haya agentes sanitarios, casi nunca nos conocen.
Cuando le preguntó a Mariana si el estado los ayuda de alguna forma me contesta que desde Nación les llega una partida bimestral para gastos de $1800 que tiene que repartir entre tres agentes sanitarios. El pasaje actualmente está $420. Si se divide el monto por tres a Mariana le corresponden $600, con los cual solo podría pagar un pasaje de ida a su trabajo. Como si esto fuera poco, desde el Ministerio de Salud les enviaron una moto Zanella 70 que está en muy malas condiciones y a la cual todavía no pudieron hacer andar. La plata bimestral que reciben del estado la están invirtiendo en la moto. En otra ocasión, fue a una empresa de transporte para preguntar si le hacían descuento por viajar todos los días. El descuento que le ofrecían era mínimo. Al rato llegó un policía para comprar el mismo pasaje y a él solo le cobraron setenta pesos del seguro. Mariana se indignó y exigió una respuesta que lamentablemente no obtuvo. Me mira y me dice que no sabe qué criterios habrán usado porque al igual que el policía ella también es una empleada pública.
-¿ Te ha tocado vivir algún momento incómodo o en el que tuviste miedo?
-Una siempre escucha que la gente dice que los argentinos estamos todos podridos y la verdad es que no es así. Yo en estos nueve años muy pocas veces me he embarcado con la misma gente, siempre fueron personas distintas, con diferentes historias de toda la Argentina. También me ha traído un chico de Inglaterra que se recorre todo el mundo en auto. Me ha levantado gente de Brasil, Chile Uruguay y los argentinos toda la vida. Siempre fueron muy solidarios. En una ocasión me tocó una familia de Gualeguaychú y no alcancé a subir que me dicen “si no te ofendes vamos a rezar para tener un buen viaje”. Eso me resultó re lindo.
*Coco, 40 kilómetros a dedo.
Andrea Corfield, alias Coco, está recorriendo la playa, durante el verano ejerce de guardavidas. Como es un día lluvioso el lugar está casi desierto. La saludo y nos apartamos para poder hacer la entrevista. Está un poco nerviosa. Coco trabaja en la Aduana en el sector migraciones y cuenta que a la ida tiene cubierto el transporte pero a la vuelta debe hacer dedo.
¿Cuántos años tenías cuando hiciste tu primer viaje a dedo?
-Diecinueve.
¿Fue por trabajo?
No, por estudio. En ese momento estudiaba Profesorado de Educación Física y algunas veces cuando viajaba a Concepción del Uruguay o volvía no había transporte porque se terminaba la cantidad de asientos disponibles. Antes no había tanta frecuencia de colectivos, ahora sí.
¿Te acordas de esa primera experiencia?
-Sí, muchos nervios. No sabes quién te toca, quién te va a subir.
Le pregunto qué opinaron sus padres de esa experiencia y me contesta que no les dijo. Menciona que en ese momento no había celulares y entonces cuando llegaba, llegaba. Le entra la risa picara. Y yo me imagino a mi mamá volviéndose loca si llego a hacer eso. Las épocas cambiaron y el celular puede ser una garantía de mayor seguridad para avisar a algún familiar o amigo a que auto una se subió. Incluso hacernos las disimuladas pretendiendo hablar con alguien para darle a entender al chofer que hay una persona que está al tanto de nosotras.
-¿Cuánto tiempo tarda alguien en parar y subirte?
-Depende. Algunas veces te entran los nervios según el horario de llegada. Si estas saliendo del trabajo no. Pero si vas a entrar te moris de nervios.
¿Te ha pasado de tener que ir al trabajo a dedo?
-Sí, una vez . El transporte en el que íbamos a trabajar se rompió y nos tuvimos que bajar y empezar a hacer dedo. Éramos unos 7. Quedamos un poco más allá de Carrefour. Teníamos que llegar a la guardia porque nuestros compañeros estaban hace doce horas de noche. Esto nos pasó cerca de las seis de la mañana y debíamos entrar a las siete. Alguien nos tenía que levantar para poder hacer los cuarenta kilómetros, pasar el puente y poder llegar a tiempo.
*Carla, 70 kilómetros a dedo.
El día que me iba a encontrar con Carla Ramirez llovió y no pudo viajar a Gualeguaychú. Carla es maestra y vive en Larroque. Durante el curso lectivo viaja de lunes a viernes setenta kilómetros de ruta a dedo y luego recorre tres kilómetros caminando por calle de tierra. Dicta clases en la Escuela Nº91 “Pedro Jurado” en la cual da primero, segundo y tercer grado en simultáneo ya que la otra maestra imparte los cursos a cuarto, quinto y sexto. Son dos docentes para cincuenta alumnos . Cómo no la iba a hacer venir a dedo para hacer la entrevista porque hubiese sido una ironía, hicimos la entrevista por whatsapp. La maravilla de la tecnología.
-¿Hace cuantos años hacés dedo?
-Hace siete años que hago dedo, cuatro de trabajo y tres de estudio. Cuando hacía dedo para ir a estudiar volvía muy tarde, a las once de la noche y llegaba a las doce a mi casa. Ahí sí tenía muchísimo miedo. Tenía que estudiar porque tenía una bebe, me embaracé muy joven. Tenía que trabajar y estudiar para darle un buen futuro.
-¿Cuál es la peor época para hacer dedo?
-La peor época para viajar a dedo es en invierno porque hace mucho frío, el sol sale siete y media y es complicada la oscuridad porque a veces no te ven. Pero siempre he tenido la suerte de llegar a tiempo al trabajo. Jamás llegué tarde, salvo diez o cinco minutos que siempre aviso. Por parte de los directivos, siempre tuve consideración porque saben que tengo que hacer muchos kilómetros. A veces tengo que parar en un lugar y tomar otro vehículo para poder llegar a la escuela. La veces que he llegado tarde es a mí casa. También me han tocado muchos días de lluvia, de piedra y de tormenta. Me he mojado, se han mojado mis cosas, pero no me queda otra.
Carla tiene una voz dulce, característica de una maestra de primaria. Ser mujer y hacer dedo en la ruta supone muchos peligros, entre ellos no saber quién te puede levantar. Le pregunto si ha vivido alguna situación incómoda y me cuenta que sí. Un día la subió un chico. Durante el viaje entablaron una conversación que el hombre mal interpretó y empezó a insinuarse. Carla comenta que se quedó callada y quieta. Me aclara, porque muchas veces las mujeres sentimos la necesidad de hacerlo, que ella nunca da mucha confianza para que la gente no se tome ciertos atributos. En esa ocasión el chofer se dio cuenta de que estaba incomodándola y le pidió disculpas.
-¿Es perjudicial para tu desarrollo laboral tener que movilizarte de esta forma?
-Sí, pierdo mucho tiempo viajando para ir a trabajar. Cuando llego a casa a las tres de la tarde tengo que preparar material para el día siguiente. Recorto figuritas, armo afiches, videos, power points. Es demasiado agotador porque estoy todo el día con las tareas de la escuela. Por suerte tengo una familia, que está compuesta por mi marido y dos nenas. La más grande tiene once años y siempre trata de ayudarme igual que mi marido.
-¿ Qué opina tu marido de que hagas dedo para llegar al trabajo?
-Algunas veces tenemos discusiones. Por ejemplo, el último día de clases tuve un accidente y él no quería que trabajara más porque tenía miedo de que me pasara algo a mí o al bebé.
Carla está embarazada de siete meses. El mes pasado,en un día lluviosa, la levanto una camioneta con tres chicos. La persona que manejaba quiso pasar un auto y en la primera curva de Larroque a Gualeguaychú la camioneta resbaló y chocó contra el guardarrail. Ella llevaba cinturón y solo se hizo un raspón. Nadie salió herido.
-¿Qué opinas sobre la falta del lado del Estado que no les provee de movilidad?
-En cuanto al Estado, ellos nos bajan un viático pero es poca plata. Lamentablemente no lo puedo utilizar en viaje porque el colectivo o el remis son caros. Tendría que gastar $500 por día y solo me dan un poco más de tres mil pesos. Esa plata la uso para hacer fotocopias y preparar la clase con afiches de colores para los chicos. Muchas veces tengo que comprar para ellos algunas cosas, porque hay alumnos que si bien empiezan con sus útiles, después siempre les falta algo. Yo, sinceramente, no puedo dejar a un alumno sin un lápiz capitán, o de colores , fibras o lo que sea.
-Si tuvieras que hacer un balance sobre los pro y contras de viajar de esta forma ¿Cuál sería?
-Adquirís muchas experiencias positivas porque la mayoría de la personas que me han levantado son gente mayor. Siempre entablamos una conversación linda, ellos me cuentan su historia, yo les cuento la mía. Por ahí me comentan que tienen algún conocido que trabaja igual que yo o peor. A mi me gusta muchismo charlar esos temas porque una madura y adquiere experiencia conversando con otras personas, no encerrado en la casa. Siempre busco historias de vida de otra gente.
*Valeria, directora de escuela
Valeria Benedetti es directora de las Escuela Nº91 “Pedro Jurado” en la que trabaja Carla. Me invitó a conocer el colegio y charlamos un buen rato. Le pregunto si le preocupa el trayecto que tiene que realizar su única maestra. Contesta que sí y mucho más porque Carla asistía embarazada. Me comenta que los últimos días de trabajo a la docente le agarraron contracciones mientras venía caminando el trayecto de tierra.
Finalmente, le propongo una reflexión sobre la romantización que hacen los medios en torno al sacrificio y esfuerzo de muchos maestros para poder llegar a sus escuelas.
- ¿Crees que de esta forma lo hemos naturalizado y el Estado también?
-Sí, yo creo que existe el “si queres trabajar, esforzate y andá hasta el lugar de trabajo”. Se ha naturalizado y nosotros ante la necesidad, porque hoy en día con un sueldo no vivís, lo tenemos que hacer. Hay muchas docentes que conozco que son el único sueldo que entra en la familia. Entonces tenés que hacer dedo, no queda otra. Por ejemplo,las chicas que van hasta Islas del Ibicuy hacen dedo por la ruta 14 para llegar a Paranacito y después tomarse una lancha para llegar a la escuela. Estamos hablando que salen a las cinco de la mañana y están llegando a las ocho a trabajar. Después salen a las doce o incluso a la una y llegan a sus casas a las cuatro o cinco de la tarde. Si vos sacás la cuenta, son diez, doce horas, de las cuales solo cuatro te paga el Estado. Ellos te dicen que sí, que pagan transporte. Pero por darte un ejemplo, a Carla el transporte solo le alcanzaría para una semana. Tiene que hacer dedo porque si no lo tendría que sacar de su sueldo. Y así se ven muchas docentes.
*Por Camila Mateo
Agendá este número
3446 535436
Enviá tus noticias, fotos o videos al número agendado
¡Listo! Tu noticia se enviará a nuestros periodistas
Estamos en Facebook danos un me gusta!