BAÚL DEPORTIVO

08 de Agosto de 2020

De ser un juvenil más a convertirse en uno de los mejores basquetbolistas FIBA de todos los tiempos: Dí­az, testigo clave de los primeros pasos de Ginobili

El icono de Central Entrerriano compartió plantel con "Manu" en Andino Sport Club de La Rioja en la temporada 1995/96, siendo el primer año del astro bahiense en la Liga Nacional de Básquetbol.

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Emanuel Ginolbili, con la camiseta número 6, abrazando a su izquierda a Gabriel Díaz.

 

Gabriel Díaz fue el protagonista de la cuarta entrega del “Baúl Deportivo”, la sección de La Barra Deportiva que recuerda hechos, situaciones e historias curiosas y particulares de personalidades  locales o con pasado en alguna institución local.

Díaz es tucumano de nacimiento, pero gualeguaychuense por adopción. El “Gaby” arribó a Central Entrerriano para la temporada 2005/06 y con el tiempo se ganó el respeto, la admiración y la idolatría del pueblo rojinegro. En la actualidad se desempeña como entrenador en las divisiones formativas del club, además de ser el asistente principal de Mariano Panizza en el primer equipo.

Díaz, en la actualidad, ligado a Central Entrerriano.

 

Pero la convocatoria de Gabriel Díaz para ser parte del “Baúl Deportivo” nada tiene que ver con su extensa como rica trayectoria como jugador, sino para recordar su paso por Andino Sport Club de La Rioja, donde compartió plantel con un tal Emanuel Ginobili, quien comenzaba a dar sus primeros pasos como basquetbolista profesional.

Díaz arribó a Andino en la temporada 1994/95 (la primera del club en Liga Nacional) como jugador de renombre, es más, el dinero que invirtió el equipo riojano para la compra de su ficha le permitió a Sport Club de Cañada de Gómez, sumergido en una crisis económica, sostenerse en la Liga Nacional una temporada más.

El “Gaby” ya era un referente de la Liga y por ende también de Andino, a tal punto que era el capitán del equipo que dirigía Óscar “Huevo” Sánchez,  nacido en Bahía Blanca (cuna del básquetbol argentino) igual que “Manu”.

Con la anuencia del “Huevo”, el club que tenía como aficionado a Carlos Menem,  presidente de la Nación en aquel entonces, decide invertir en algunos juveniles para la temporada 95/96, entre ellos el cordobés Gabriel Riofrío y los bahienses Hernán Jasen y Emanuel Ginobili.

Este último, de acuerdo al testimonio del “Gaby”, arribó con 18 años a La Rioja como el hermano de Leandro y del ‘Sepo’. “Manu llegó y era un juvenil más, uno no apostaba nada por él”, recordó Díaz e insistió:

“No le dábamos tanta importancia porque no te llamaba la atención,  en ese momento no te generaba nada para que uno dijera este va a ser distinto. Pero la mentalidad de él hizo que sea tan diferente y lograra lo que alcanzó después”.

Luego, el tucumano ahondó en la personalidad de quien años posteriores se convirtiera una verdadera leyenda de la NBA. “Era un chico muy  normal, muy común y respetuoso con los mayores. No llamaba la atención en nada, aunque era un chico que venía de formarse del básquet de Bahía Blanca, y eso ya te da la pauta de que jugaba bien.

Pero a su vez era un juvenil  que nunca había estado en el seleccionado de su provincia. También, el mismo contó  que había quedado afuera de alguna que otra  Selección de Bahía, y al lado de otros juveniles nuestros pasaba desapercibido”.

Sobre el clic, la clave o el secreto del crecimiento exponencial del fenómeno Ginobili, el ‘Gaby’ referenció: “La diferencia de Manu fue su mentalidad, su constancia y su inteligencia para jugar. Así se fue ganando los minutos en cancha y terminó jugando bastante, más allá de la confianza que le dio el ‘Huevo’.

Un adolescente Ginobili durante su paso por Andino SC.

En la mencionada campaña, Andino llegó hasta semifinales, en lo que fue la mejor campaña del equipo riojano en su breve lapso por la Liga Nacional.

‘Manu’ jugó esa sola temporada con la camiseta roja y negra y pasó a Estudiantes de su ciudad natal, antes de brillar en Europa y transformarse en el embajador del deporte argentino en su estadía en San Antonio Spurs, donde jugó desde 2002 hasta 2018, logrando con la franquicia texana cuatro anillos de NBA y varias distinciones individuales.

Desde que se fue de Andino en el 1996 y hasta la fecha, Díaz contó que más de una vez volvió a tener contacto con el símbolo de la Generación Dorada. Fue a través de las redes sociales por motivo de saludos de cumpleaños. Gabriel destacó que “Manu” siempre respondió sus mensajes, pero que no lo quiere molestar mucho y por eso sólo se comunica en fechas especiales.

 
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