OPINIÓN

21 de Mayo de 2020

Videollamadas y transmisiones en vivo: radiografí­a digital en tiempos de Covid-19

El aislamiento social preventivo causó un boom en el uso de las aplicaciones y redes sociales que permiten comunicarnos por imágenes en directo y poder mantenernos en contacto con aquellos que solí­amos compartir dí­a a dí­a.

Redes Sociales
Videollamadas en Radio Máxima

 

Las videollamadas y las transmisiones en vivo de Instagram toman un lugar preponderante en el tiempo actual donde nuestra forma de socializar se ve afectada totalmente, donde no podemos ir a visitar quienes queremos, donde el abrazo está suspendido y la distancia se convierte en una constante diaria. El aislamiento social preventivo causó un boom en el uso de las aplicaciones y redes sociales que permiten comunicarnos por imágenes en directo y poder mantenernos en contacto con aquellos que solíamos compartir día a día. Ante este fenómeno realizamos una encuesta en la red social Instagram para ver cómo las personas se adaptan a este contexto y cómo utilizan estas nuevas modalidades de interacción en este mundo cada vez más digitalizado. Cabe aclarar que si bien el número de encuestados no es representativo de toda la población no le quita importancia al análisis en cuestión. 

¿Cuántas veces hemos escuchado decir que la digitalidad va a terminar con el contacto cara a cara? El contexto actual en el que estamos viviendo da cuenta de que lejos de ocurrir esto se presenta como una herramienta más para relacionarnos y mantenernos conectados.

 

Videollamadas

En un momento donde juntarse resulta inviable, las videollamadas se convierten en la opción elegida por un gran número de personas para poder seguir trabajando, estudiando o socializando. A diferencia de lo que ocurre en una conversación cara a cara, donde solamente vemos a la otra persona, la pantalla permite que nuestra imagen ocupe por primera vez lugar en la escena, que empecemos a vernos a nosotros mismos y seamos conscientes de nuestra propia apariencia.

Si bien la opción de realizar videollamadas se encuentra disponible desde hace un par de años, más del 60% de los encuestados aseguró que no era una actividad que hicieran antes de pandemia y consideran que dejarán de hacerla una vez que finalice. Un motivo de esto puede ser que para más del 80% esta actividad no compensa el contacto personal,  compartir una cerveza o mirarse frente a frente. Al preguntarles si realizaban videollamadas por gusto u obligación, la mayoría coincidió en que disfrutan de ver a amigos o familiares, aunque sea a través de la pantalla de su computadora o celular, pero sienten obligación cuando esta se relaciona con trabajo o estudios.

Cada día más aplicaciones anuncian la incorporación de las videollamadas entre sus funciones básicas, por ejemplo “Tinder” (una aplicación de citas) posibilitará los encuentros por video a partir de la segunda mitad del año. Cada plataforma tiene su particularidad en el caso de WhatsApp se permite un máximo de seis personas en la llamada. Otro rasgo característico de esta red social es que si se realiza videollamada con una sola persona la imagen de esta ocupa toda la pantalla del celular mientras quien llama aparece en un rectángulo pequeño en el margen derecho. Aquí la imagen que importa es la del otro y no la propia. Mientras que en Instagram ambos ocupan la misma proporción de pantalla, esto no resulta extraño dado la importancia del autorretrato. Asimismo incorpora la posibilidad de poner “efectos”, como agregar brillos o simplemente cambiar la tonalidad de colores, lo que provoca complicaciones en la conectividad si no se cuenta con una buena conexión a internet.

Si se quiere realizar una videoconferencia o utilizar como dispositivo técnico la computadora las aplicaciones nombradas no presentan esta opción además que la cantidad de participantes es limitada. Para reuniones multitudinaria Zoom, Jitsi y Skype pasan a ser las elegidas por el público, las dos primeras ya cuentan con 62 millones de descargas en todo el mundo y utilizadas mayormente para reuniones laborales o académicas. Zoom permite reuniones de hasta 100 participantes durante cuarenta minutos de forma gratuita pero para una mayor duración debe contratarse el servicio de forma paga. El hospedador (quien crea la reunión) tiene la posibilidad de controlar la entrada de los participantes, los micrófonos e incluso compartir la pantalla de su computadora por lo que suele ser de utilidad para realizar actividades con finalidades explicativas. Sin embargo un caso llamativo es que un gran número de personas que cumplieron años durante la cuarentena eligieron Zoom para festejarlo de manera virtual.

 

Transmisiones en vivo

La modalidad del vivo (video en tiempo real) viene en medio de la  pandemia a compensar ciertas actividades que normalmente se realizan en lugares cerrados y con mucha gente. A su vez, le permite a las personas seguir trabajando, este es el  caso de instructores de zumba, entrenadores físicos, profesores de yoga e incluso profesores universitarios que utilizan esta herramienta para llegar a sus alumnos. El vivo permite que los espectadores escriban comentarios que pueden ser contestados en tiempo real por quien está realizando la transmisión, lo que genera que muchas veces se dé un ida y vuelta. La particularidad del vivo radica en la posibilidad de que cualquiera puede participar, conozca o no a la persona que lo está haciendo e incluso, a sus participantes. Además quien transmite es el único que se vé a través de la cámara, mientras que los espectadores permanecen anónimos. Estos  rasgos son los que más lo diferencian con la videollamada que, por lo general se hace con gente conocida a la que vemos y que nos puede ver. Esta nueva modalidad de realizar actividades pone en jaque la opción de sostenerlo en el tiempo. La mayoría de los encuestados respondió que una vez finalizado el aislamiento social no participarían en transmisiones en directo. A pesar de esto, el uso de internet aumentó entre un 22 y 25% en Argentina y provocó varios fenómenos en el mundo del vivo. Un ejemplo de esto son las clases “multitudinarias” de Julieta Puentes, la gualeguaychense que transmite su rutina de “cardio”.

Por otro lado, hay muchas personas que extrañan salir a bailar. Esta necesidad provocó que varios DJs transmitieran música desde sus casas como lo hizo  David Guetta. Incluso, en Gualeguaychú  Dj Marcelo Michel empezó a pasar música en vivo en sus plataformas de Youtube y Facebook con una muy buena respuesta de parte de la gente. Sin embargo, hay un caso argentino muy particular  que es  la fiesta Bresh. La fiesta Bresh surgió hace cuatro años y reúne diferentes tipos de música: pop, cumbia, reggaeton, y los hits de todos los tiempos. Por la escenografía, la interacción entre Djs y el público este evento se hizo muy importante. A raíz de la pandemia sus productores decidieron hacer la “Bresh en Casita” que es una transmisión en vivo a través de la red social Instagram y que dura entre cuatro y siete horas. Algunas transmisiones de la fiesta llegaron a los 650.000 espectadores y permitió recrear el ambiente de la noche y el boliche.  Incluso deja la posibilidad de vestirse para la ocasión o quedarse en pijama y bailar desde casa.

A pesar de que más del 80% de los usuarios encuestados vieron transmisiones en vivo un porcentaje muy pequeño sostiene que esto compensa la interacción cara a cara, mientras el 86%  no lo siente de la misma forma.

 

Convergencia: videollamada y transmisión en vivo.

Hay circunstancias en las cuales las videollamadas se unen con las transmisiones en vivo como es el caso de la Bresh, para la cual se crean grupos de gente que realiza videollamadas para ver la fiesta juntos. Es decir, mientras todos están unidos en una gran llamada cada uno desde su dispositivo puede ver la transmisión del evento. Sin embargo, Netflix fue un poco más allá y a través de su aplicación NetflixParty permite que varias personas puedan ver una película y recreen “la juntada con amigos”. Incluso se puede escribir a través del chat de la misma aplicación y comentar la película o serie por micrófono mientras todos están viendo lo mismo.  Hay algo interesante en todo esto, que lo advierten varios académicos, y  es el hecho de que muchas prácticas que se realizan en “la vida no digital” se trasladan a las redes sociales como un lugar complementario, es decir, que incluso a pesar de la digitalización hay muchas actividades que no son originarias de esos espacios pero que sin embargo, permiten seguir desarrollándose en el contexto que nos toca vivir. La mayoría de los usuarios respondieron que lo que más extrañaban de su vida antes de la pandemia era: charlar con amigos cara a cara , estar al aire libre y hacer ejercicios. Esto nos devuelve a la afirmación del principio de cómo la tecnología, las redes sociales no vienen a reemplazar la vida analógica sino que se convierten en herramientas que la complementan. Un día lo digital dejó de ser algo más de nuestras vidas para pasar a ser “nuestra vida” y ya todos queremos salir huyendo. La paradoja en tiempos de Covid-19 recae en el hecho de que antes la gente utilizaba el celular mientras estaba reunida con su familia o amigos y ahora quiere desesperadamente que se termine la mediación digital para salir y tener una charla espontánea cara a cara sin pantalla de por medio.

 

Por Lourdes Lescano y Camila Mateo, estudiantes de Ciencias de la Comunicación UBA.

 

 
Asociacion Mutual Frigorifico Gualeguaychú

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