El legendario basquetbolista de la ciudad brindó el viernes una entrevista imperdible con el programa deportivo de RADIO MÁXIMA, en una comunicación telefónica que se extendió por más de 40 minutos.
Raymundo Legaría es considerado por el prestigioso diario La Voz de Córdoba entre los 50 mejores jugadores de la historia de la Liga Nacional, incluso por encima de figuras de la talla de Manu Ginóbili, Hernán Montenegro, Leandro Palladino o Facundo Campazzo, ocupando la 43ma posición.
Fue campeón de la máxima categoría del básquet nacional con Ben Hur de Rafaela, Boca Juniors y Peñarol de Mar del Plata. Ganó títulos internacionales con esos tres equipos y con Regatas de Corrientes. Además, de tener paso por la Selección argentina.
Hoy pronto a cumplir 40 años quema sus últimas cartuchos y despliega toda su magia en Luis Luciano de Urdinarrain, equipo con el que estaba disputando las semifinales de la Liga Entrerriana de Mayores antes de producirse el párate por la pandemia del coronavirus.
Su exitosa carrera no cambió su forma de ser, ni su esencia, y agradecido como gustoso charló con La Barra Deportiva, tocando varios temas, entre ellos un cruce imperdible con Gastón Schafer, el relator de la campaña de Central Entrerriano por RADIO MÁXIMA, recordando anécdotas de cuando los dos jugaban en el Rojinegro allá por la década del 90’.
En sus inicios, “Ray” reconoció que era muy temperamental y que le costaba controlar sus impulsos. “De chico era un jugador 'calentón' al extremo. Terminaba siempre peleándome con alguien. Con mi viejo cuando me dirigía eran peleas todos los días: entrenamientos y partidos” recordó.
“Gracias a Dios a medida que fueron pasando los años, uno fue creciendo y se fue dando cuenta que las cosas pasan por otro lado y asume errores propios, porque siempre era de echarle la culpa a los demás, nunca reconocía que me equivocaba. La culpa era del árbitro, compañero, rival o entrenador. Siempre el responsable era el otro” agregó.
Consultado de cuándo fue el momento en el que hizo un clic y pudo transformarse en un jugador más sereno, respondió: “Tuve la suerte, siendo chico, de estar en planteles con compañeros de edades más grandes, que me marcaron el camino y uno veía lo que hacían ellos y trataba de copiar los buenos ejemplos y así fui cambiando con los años, más cuando sabía que estaba la posibilidad de convertirme en un jugador profesional. Entendí que la disciplina y el temperamento tenían que ser intachable para hacer una buena carrera”.
Integrante de una familia reconocida e identificada con el básquet, siendo hijo de Jesús (entrenador) y hermano de “Jesusito”, también destacado jugador de la ciudad, resaltó que los Legaría viven con mucha pasión lo que hacen, aman el básquet y siempre juegan a ganar.
En ese sentido, reveló que: “Somos muy parecidos temperamentalmente los tres. Por ahí, en lo que varía es en el control que tenemos cada uno. Yo creo que mi hermano si no hubiese sido por su carácter y hubiese tenido lo que tuve yo para poder manejar ese temperamento, hubiese llegado a otro nivel.
Tenía más condiciones que yo y justamente por lo del carácter se le complicó, porque esto que yo te decía que hacía de chico, él quizás lo seguía haciendo de grande y por ahí le hacía difícil controlar el temperamento ya siendo un jugador de primera”. “Pero está claro que los dos sacamos el carácter de mi viejo” agregó.
Pero la dinastía Legaría en el básquet no terminó con ellos y el que heredó ese legado es Laureano, sobrino de Raymundo e hijo de Jesusito, una de las jóvenes promesas del basquetbol argentino, quien con 19 años se destaca en la Liga Argentina jugando para Parque Sur.
El tío se deshizo en elogios para el benjamín de la familia, al expresar que: “El 'Lauri', de los Legaría, no encaja en esto que hablamos del temperamento. Él es súper tranquilo para hablar, es un pibe excepcional y de todos los Legaría es el mejor como jugador, sin dudas.
Tiene un talento que no se lo he visto a nadie y ahora como entrenador veo guríses de su edad, más chicos o más grandes, y el talento que tiene es impresionante. He visto hacerle cosas que no se la he visto a nadie. Por ahí puede ser una versión mejorada de nosotros. Estamos todos muy contentos con el presente que tiene. Estamos felices. Es lo que lo queríamos y lo que quería él. Lo estamos disfrutando verlo jugar y ojala que tenga una gran carrera, que recién comienza y tiene mucho futuro por delante”.
Otro de los temas que tocó Legaría, fue la emotiva como valiente carta que emitió su coterráneo y ex compañero en Peñarol de Mar del Plata, Sebastián Vega, quien confesó abiertamente su homosexualidad, siendo el primer basquetbolista argentino en hacerlo.
“Me puse muy contento por él, lo más importante es lo que sienta 'Monoco'. Yo compartí muchos momentos con él y la verdad es un pibe bárbaro. Es un fenómeno. Yo me llevé muy bien cuando jugamos juntos en Peñarol. Vivimos muchos momentos maravillosos ese año y cuando me enteré de lo que había pasado me puse muy contento, más que nada por él, porque seguramente habrá sido sacarse una mochila pesada de encima” expresó.
Por último, Raymundo no estuvo ajeno a la situación que se vive por el coronavirus y fue muy claro con su mensaje. “El básquet es pasión pero no deja de ser un juego y si está la vida de por medio hay que tomar precauciones y evitar el contagio para tratar de que no pase a mayores obviamente. No puede ser que haya una pandemia de la magnitud que tenemos y el deporte siga funcionando. No importa que no haya público, nosotros seguimos jugando, los entrenadores se siguen exponiendo y ustedes los periodistas también” descargó.
“Así que paremos la pelota. Si estamos evitando todo para parar una catástrofe porque nosotros tenemos que seguir jugando, no importa si es sin público o no”, anadió, seguramente en alusión a la CABB que antes de que el presidente argentino Alberto Fernández anunciará la cuarentena total y obligatoria tenía la intensión de que la actividad continuará a puertas cerradas.
“Tantos los dirigentes como nosotros los jugadores tenemos que parar esto, o priorizamos la salud o priorizamos otra cosa. Me parece bárbaro lo que hizo la FBER (Federación de Básquetbol de Entre Ríos) de haber suspendido el torneo, porque la salud es lo más importante, lo otro queda totalmente en un segundo plano. Y te lo digo yo que vivo del básquet, como jugador y entrenador, y si el club no abre, yo no cobro. Yo vivo de esto, pero cuando la salud esta primero, lo otro es secundario”, sentenció tajantemente Legaría.
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