"La iglesia atiende necesidades todo el año", expresó Zordán

En diálogo con RADIO MÁXIMA, Monseñor Héctor Zordán, a cargo de la diócesis de Gualeguaychú, expresó que “esto de vivir en la calle es un fenómeno de la gran ciudad, de las grandes urbes, acá en Gualeguaychú no se ve gente que vive totalmente en la calle. Cada pobre tiene un nombre, una historia, un corazón, hablar de la pobreza solamente es no pensar en cada uno de ellos. Sin decir demasiado, a través de Caritas, la iglesia atiende todo el año en todo el país, hasta en los lugares más pequeños hay una capilla y se puede llegar, con comedores, asistencia, proyectos laborales y demás”, relató.

Consultado sobre los sucedido hace algunos días, cuando desde las redes sociales comenzó a viralizarse el pedido de que “abran las iglesias”, Zordán dijo que “hay lugares donde la gente que vive en la calle, puede bañarse, buscar ropa y alimentos, son refugios que existen en la ciudades donde tienen gente en esa situación, por eso lo de abrir las iglesias me pareció más un slogan que una necesidad. Lo que si nosotros notamos es que en situaciones de crisis, esto se traslada de manera casi inmediata a la iglesia, en cuanto al pedido de alimentos, ropa o cosas del día a día. Nosotros no tenemos un aparato de difusión para contar lo que hacemos, quizá deberíamos y esto provoque contagio y testimoniar lo que se puede hacer, como el Hogar de Cristo, donde la iglesia sale al encuentro de las personas que tienen este problema de adicciones. En la parroquia Cristo Rey, funciona Jonás, que con otra modalidad, atiende también a las familias. En la Guardería Nazareth funciona también una escuela de capacitación profesional, además de la escuela inicial”, contó el Obispo.

Por último y sobre la realidad del país, Zordán expresó que “se ha complicado un poco más la realidad, por la falta de trabajo y la economía del país, pero también estamos un poco acostumbrados a esto. Hay una menor concurrencia a la iglesia, quizá por dos factores. El tema de los abusos y demás ha causado cierto descrédito y esto nos duele y nos responsabiliza en cuanto a cómo afrontar esta situación. Y esto nos desafía a lo otro, a que la fe se reavive en los que la han tenido y contagien a quienes no. Tener fe nos ayuda a vivir mejor”, finalizó.