Esta nueva modalidad delictiva propia de los piratas del asfalto se registró por primera vez en Córdoba y ahora llegó a Gualeguaychú. Cómo funciona el sistema para estar advertidos.
La nueva modalidad delicitiva que llegó a Gualeguaychú funciona con un delincuente que se hace el distraído, acciona el aparato e interrumpe la señal que va del control remoto de la alarma al auto. El dueño del vehículo se va creyendo que lo cerró. En pocos minutos el ladrón ingresa al coche, roba todo lo que puede, cierra la puerta y se va. Cuando el propietario vuelve, encontrará las puertas cerradas como las dejó pero con el interior revuelto y ya sin sus pertenencias.
"Es una modalidad que empezó a verse primero en la provincia de Córdoba y hace un tiempo está en Buenos Aires. Está en aumento. Los lugares que eligen para realizar los robos son las grandes avenidas, las que tienen mayor tránsito, donde la gente hace todo apurada. Estacionan y se bajan corriendo y cierran el coche a distancia. Casi nunca revisan si se cerró correctamente", dice Fernando Culshaw, comisionado de la Policía de la Ciudad. "El otro escenario para este tipo de robos son los grandes estacionamientos de cualquier establecimiento comercial, sobre todo los fines de semana. Ahí lo que entra en juego es el importante flujo de autos", señala.
Los ladrones suelen estar a unos 40 o 50 metros de distancia del objetivo que marcaron para robar. No necesitan estar más cerca ya que el dispositivo funciona a distancia. Eso también dificulta la posibilidad de advertir su presencia. Por esto una cadena de supermercados, en sus sucursales del conurbano instaló carteles con la leyenda: "La empresa no se hace responsable por robo o hurtos en su vehículo" y cierra el cartel con una recomendación fundamental "por favor, asegúrese de cerrarlo con llave".
"La mayoría de las personas no se fijan que el vehículo haya quedado cerrado y muchas veces no prestan atención al sonido que hace para confirmar que la alarma se activó correctamente", señala Daniel Beck, presidente de la Asociación internacional de Investigadores de Robos de autos (IAATI)
Por lo general, las bandas delictivas suelen usar como inhibidores los conocidos y clásicos handys que se utilizan para las comunicaciones. Lo que hace el ladrón es modificar la frecuencia del aparato para "empatarla" con la de las alarmas. Ese "ancho de banda" es internacional y se difunde rápidamente en el mundo de la delincuencia.
"A veces usan dispositivos que arman artesanalmente y muchas veces utilizan los handys, que son de venta libre y económicos. Esos dispositivos tienen un rango de frecuencia permitido por el ENACOM, que es el ente regulador. Pero al momento de robar, lo modifican y así pueden producir el ilícito", aclara Culshaw.
Salir a robar con un inhibidor de señales inalámbricas no es algo nuevo en la Argentina. Los ladrones de autos del 2018 heredaron el método de colegas delincuentes más ambiciosos: los piratas del asfalto, una modalidad histórica que este año aumentó con respecto a 2017 con un promedio de 3,5 asaltos por díade acuerdo a un nuevo relevo de la Mesa Interempresarial de Piratería de Camiones..
Las bandas dedicadas a asaltar cargamentos usan aparatos sofisticados hace al menos cinco años en ataques a camiones de gran porte para bloquear cualquier alerta a servicios de vigilancia satelital que custodia el cargamento. Un inhibidor fue usado, por ejemplo, en uno de los asaltos piratas más ambiciosos de los últimos años: el golpe comando de febrero de 2017 a un camión de Frávega que llevaba cerca de mil consolas Playstation 4 en la autopista Ricchieri, un lote valuado en aquel momento en 300 mil dólares, con la UFI N°25 de Lomas de Zamora a cargo de investigar el caso.
Usualmente importados desde China, los inhibidores o jammers podían conseguirse en el mercado negro entre 100 y 400 dólares a comienzos de 2016. No son precisamente difíciles de conseguir: un jammer de alta gama se ofrecía a mediados de 2017 en uno de los sitios de compra y venta más populares de internet por 43 mil pesos.
Hoy hay opciones más económicas con el nuevo truco de los aparatos manuales. En un relevamiento realizado por Infobae, se comprobó que los handys empleados por los ladrones de autos se pueden conseguir por valores que van desde los $1.000 a los $5.000.
Según fuentes de distintas fuerzas de seguridad, es difícil poder atrapar a los delincuentes en el acto ya que la sola tenencia de uno de estos handys no es delito. Por eso la mayoría de las bandas que cayeron, al menos 20 en este año, fue producto de una investigación posterior a los robos. "Solemos usar las cámaras de los estacionamientos e investigamos para atrás para poder desarticular la banda. Es difícil agarrarlos en el momento", comenta el comisionado.
Si bien existe un número estimado de denuncias, se cree que es muy inferior a la realidad; como suele suceder con muchos otros delitos la gente opta por no denunciarlo. Además, como el auto no está forzado muchas veces la gente no entiende qué es lo que pasó y no se acercan a la comisaría a hacer la denuncia.
"Hay una sola forma de evitarlo. Sumamente sencilla. Cada vez que uno baja del auto y pone la alarma hay que acercarse y revisar que esté bien cerrado. El delincuente sólo puede interrumpir la señal de la alarma y el cierre centralizado pero una vez que está cerrado no puede abrirlo. Es cuestión de tomarse unos segundo para chequear que las puertas estén cerradas", cierra Culshaw.
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