Espectáculos

28 de Enero de 2019

Leo Dan, el argentino que llegó a los Premios Oscar 2019

El director Alfonso Cuarón eligió la canción "Te he prometido" para su filme "Roma", que tiene 10 candidaturas. Y hasta Harrison Ford pidió sus discos.

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Una película dentro de otra. La del changuito santiagueño que salió de Villa Atamisqui, triunfó en Buenos Aires, se mudó a España, después a México, hasta que se instaló definitivamente en Estados Unidos. Publicó 80 discos, recibió un Grammy Latino, creyó que nada más lo sorprendería y a los 76 años- se “coló” en los Oscar.

Leo Dan fue la banda sonora de la infancia de Alfonso Cuarón. Y Roma es la prueba. Te he prometido suena de fondo en el filme que pinta el mundo de Cleo, una mucama indígena mexicana y su inserción en el mercado laboral posible de aquella sociedad de los ‘70. Cleo lava, Cleo protege a los chicos de la casa. Cleo incluso juega con ellos a estar muerta.

Toda esa poesía en blanco y negro recibió 10 candidaturas a los premios Oscar. Y en Hollywood muchos andan preguntando de quién es esa vocecita que entona “solo y herido así me dejas, sabiendo que mañana irás con otro al altar...”.  “Me acabo de enterar que hasta Harrison Ford pidió mis discos”, suelta feliz desde Miami Leopoldo Dante Tevez, nulo parentesco con el “Apache”, pero un golazo al estilo Carlitos.

 -¿Cómo supo que Harrison Ford pidió sus discos?

-Me lo contaron desde Sony Music México. Harrison escuchó la canción cuando le entregó el premio a Cuarón y dijo: “Quiero el disco de ese señor”. Esto es un hecho histórico.

-¿Cómo escribió “Te he prometido”, en los ‘60? ¿Cuál es la historia detrás del hit?

-En México fue un gol muy grande. Quizás en la Argentina no tanto, porque allá los éxitos eran canciones como Mary es mi amor; Libre, solterito y sin nadie, Celia... Te he prometido es la historia de mis 16 o 17... Resulta que fui al cumpleaños de una amiga que pensaba que era mi novia. Y cuando llego, ella dice: “Vení, te voy a presentar a mi novio”.

-La historia de una gran desilusión...

-Si. Me dijo: “Vos sos simplemente mi amigo”. Le prometí que la iba a olvidar. No la volví a ver. Ya en 1966, mi actual mujer estaba en el estudio cuando la compuse. Espero que la señora esa no reclame ahora los derechos (se ríe). Después, Hugo López, el mismo que se hizo famoso por la serie de Luis Miguel, me fue a buscar a España para hacer 20 fechas en México. Me quedé 10 años. Ese tema me abrió un poco las puertas. Y hasta me dio una hija mexicana.

-¿Tuvo alguna charla con Cuarón más allá del cruce amable de tuits?

-Todavía no nos vimos. Pe ro tengo que agradecer que con su película haya captado esa época en que sonaban tanto mis canciones como las de Rocío Durcal o Juan Gabriel. Ojalá podamos hacer una película juntos...

-Su historia es cinematográfica...  

-De donde yo salí, de mi pueblo, a donde llegué. A mí me inició en la música la necesidad. En nuestros pueblos, si uno quiere salir de pobre tiene que ser o futbolista o músico. Cuando llegué a Buenos Aires, grabé y a los 15 días ya era famoso. Las disqueras estaban con la moda del Club del Clan y yo caí en la contra, CBS. Compré campos, pero después vino el Rodrigazo y se llevó todo.

-¿Y cómo se reinventó?

-Se dio irme a España. De ahí a México, después volví a la Argentina. Me dediqué a la política. Me fui a California. De California a Miami. Y hace 22 años que estoy en Miami.

-¿Cómo funciona allá su “empresa”?

-Tengo 20 músicos. Ya cumplí con mis canciones, con mi carrera, pero sigo y sigo por ellos también. Tengo ganas de retirarme, pero cuando sea viejito, viejito, viejito. No hago más que cambiar de maleta. Mis giras son un día sí y uno no, pero la que me espera es todos los días. El 7 de febrero canto en Las Vegas. El 8, en Ontario. El 9, en California. Después, Santa Mónica, Maryland, Virginia, Chicago... y sigue. 

-¿Qué pasó después de que en los Globos de Oro sonara su tema?

-Al día siguiente ya estaba noveno en Spotify. Es increíble. Lo increíble es que yo ya lo hice todo y Dios me hace este regalo. Más de 2.000 intérpretes grabaron temas míos.  Pasaje obligatorio por el archivo para las generaciones que descubrieron a Leo Dan gracias a Netflix. Tevez empezó como folclorista, pero influenciado por Enrique Guzmán, Los Teen Top, Paul Anka y Neil Sedaka, pegó el volantazo. Los hits lo transformaron hasta en galán de cine nacional al canto de “yo no estoy ni comprometido ni casado, ni nada y usted no está ni comprometida ni casada ni nada... ¿por qué no charlarmo’ un ratito?”.

Desde Leonardo Favio hasta Néstor en Bloque eligieron sus temas para covers. Hay versiones de sus canciones hasta en japonés. Hace más de 20 años, por ejemplo, Café Tacvba grabó Cómo te extraño, el hit se desempolvó, y explotó.  Sangre quichua y diaguita, su camino incluye aventuras extra musicales por el mundo, como someterse al besómetro en la TV mexicana para ver cuántos besos de admiradoras soportaba sin perder la respiración.  Durante la era menemista Leopoldo intentó seguir los pasos de su amigo Palito, de la música a la política. “Sueño con gobernar Santiago”, decía. El sueño fue apenas eso. Hoy todo es familia y shows. Disfruta de sus cuatro hijos y su esposa Mariett, con quien se casó en 1966, año en que fue elegida Miss Mar del Plata.  

-¿Fue fácil para usted en  Estados Unidos abrirse camino como latino? “Roma” es justamente la posibilidad de la reivindicación latina ante el mundo...

-Siempre fue fácil para mí, porque los latinos somos una potencia, una fuerza impresionante. Yo acá canto para esos latinos que allá en sus pagos no podían pagar la entrada y hoy llenan mis shows en Estados Unidos. Somos mayoría. Cuando voy a un restaurante como en la cocina: me junto con los míos, los latinos.

-Usted que es tan creyente, ¿siente que está viviendo un milagro?

-Siempre estoy viviendo un milagro. Ya respirar es un milagro. Uno siente que la vida es para siempre, pero es prestada. Así que uno tiene que ayudar al otro. Es ley: cuando das algo, hay más de 20 personas que te ayudan.

-¿Podría volver a instalarse otra vez en su país?

-Mi vida está toda acá. Pero vuelvo seguido, tengo mi departamentito allá. A la Argentina le falta la fe que yo tengo de ese Dios que no falla. Es como el cuento de la tribu que dice que para que los niños se hagan hombres, el padre debe llevarlos al bosque con los ojos vendados. El padre lo lleva y lo deja un día para que se curta escuchando el sonido del viento. Y al otro día, cuando el niño se saca la venda, ve que el padre estaba en silencio, cuidándolo. Eso es confiar. En la Argentina tienen miedo de antemano, gobierne quien gobierne. Yo una vez tuve un mensaje de Jesucristo y no tuve más miedo.

 -¿Qué decía el mensaje?

-Era un mensaje escrito en el que decía que lo siguiera. Y que no dejara la música. Para poder hablar con Dios hay que limpiar el corazón. -¿Y usted habla con él? -Trato. Le pido que no me abandone, le pido por mi pueblo argentino. Lo del Oscar no se lo pido porque es como pedir ganar el loto: millones piden lo mismo. 

Fuente: LosAndes.com.ar

 

 
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