Una personalidad con "tendencia a la irritabilidad" y "baja tolerancia a la frustración", pero que "diferencia lo lícito de lo ilícito", fueron las palabras que utilizó el perito psiquiátrico para definir a la imputada.
Este jueves se realizó la sexta audiencia del Juicio Oral y Público por el homicidio de Fernando Pastorizzo, donde los médicos psiquiatras fueron los principales testimonios.
En primer lugar la Licenciada Yamila Orane Bulit, actual jefe del servicio de Salud Mental del Hospital Centenario, expresó que evaluó a Nahir Galarza el día 2 de enero, para conocer su estado y determinar la necesidad o no de su internación en el área que tiene a cargo. La profesional dijo que “Nahir estaba orientada y ubicada en tiempo y espacio, no tenía alucinaciones ni delirio y no existía riesgo suicida. Con un juicio crítico normal, tranquila y comunicativa, aunque con dejos de angustia por su historia familiar previa, pero no hicimos hincapié en ello porque no era nuestro trabajo”, expresó Bulit, agregando que “no había criterio para la internación”. Luego, el Licenciado en Psiquiatría Nicolás De Batista, quien también fuera convocado por la justicia para realizar una evaluación de internación en el hospital, coincidió en las descripciones de su colega y en la decisión de que no había motivos para internar a la paciente.
Cabe recordar que luego de estas evaluaciones, la imputada Nahir Galarza fue nuevamente trasladada a la celda de la Comisaría de Minoridad y Familia, donde aún permanece.
En tercer lugar, el médico psiquiatra Simón Ghiglioni, quien forma parte del equipo técnico del Juzgado de Familia, fue el encargado de realizar las pericias psiquiátricas a Nahir Galarza.
El profesional relató que la entrevistó en tres oportunidades y que encontró una joven “sin alteraciones de atención y memoria, con juicio conservado, que diferencia lo bueno de lo malo, lo lícito de lo ilícito, aunque con tendencia a la irritabilidad y baja tolerancia a la frustración”. Notó que tiene una compulsión que también podría definirse como obsesión de lavarse constantemente las manos por sentir que las tenía sucias, pero que esto no necesariamente significa un trastorno obsesivo compulsivo. Hay ciertos rasgos de personalidad pero sin trastornos ni enfermedad, es decir no es una personalidad sicotípica o sicópata, definió Ghiglioni.
Resaltó también que la imputada, ante la consulta de antecedentes traumáticos recientes, solo hizo referencia a algunos mensajes que había recibido de Fernando y a una Cámara Gesell que le habían realizado, pero que “la paciente no quiso dar detalles ni hablar sobre eso”. En este último caso, se cree que hizo referencia al supuesto secuestro que denunció la tuvo como víctima y que el fiscal que investigó nunca pudo probar.
Ante las consultas de la defensa de Nahir Galarza sobre la violencia de género, que sostienen la joven era víctima, el profesional respondió que “le faltaban elementos para evaluar dicha situación, la joven ni siquiera dio precisiones de cuando fueron los insultos de Fernando a los que había hecho referencia. En las entrevistas no había situaciones de crisis, estaba más desregulada que angustiada”, definió, lo que significa que no regula sus impulsos y “de allí el llanto con el que llegaba a las entrevistas y luego se retiraba tranquila”, explicó.
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