EXPLOSIVA DENUNCIA

08 de Julio de 2016

Un libro asegura que Tabaré Vázquez planeó atacar Gualeguaychú con misiles

"La Cancillerí­a argentina, la CARU y los militares argentinos lo supieron y Néstor Kirchner ordenó el despliegue de una unidad en Entre Rí­os", revela un libro que se publicará el 13 de julio próximo.

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Durante 2006, en el momento más crítico del conflicto con Uruguay por la instalación de la pastera UPM Botnia, el Ejército uruguayo realizó “ensayos con misiles tierra-tierra cerca del río Uruguay”, según el libro “Frente a Frente”, del periodista Andres Alsina, que se presentará el miércoles 13 de julio en Montevideo. Cuando se realizaron los ejercicios “el público ni se enteró, pero sí la Cancillería argentina, la CARU y los militares argentinos, claro”.

“En el momento más crítico del enfrentamiento con Argentina, en 2006, a raíz de la pastera Botnia, el Ejército realizó ensayos con misiles tierra-tierra sobre la ribera uruguaya del río Uruguay”, sostiene la investigación de Alsina.

Esta afirmación está relacionada con el polémico anuncio que realizara Tabaré Vázquez en octubre de 2011 en el Colegio Monte VI de Montevideo, cuando dijo que se manejó con seriedad la hipótesis de guerra con Argentina y reconoció haber pedido apoyo diplomático al gobierno estadounidense presidido por George W. Bush para neutralizar la amenaza.

“Un presidente tiene la obligación de plantearse todos los escenarios posibles que le puedan presentar ante un determinado problema. (...) Y yo me planteé todos los escenarios, desde que no pasara nada y al otro día nos levantáramos y estuviera solucionado el problema, hasta que hubiera un conflicto bélico”, dijo Vázquez en 2011.

Al año siguiente, en mayo de 2012, la ex ministra de Defensa uruguaya Azucena Berrutti confirmó al periodista Gerardo Tagliaferro parte las afirmaciones Tabaré Vázquez. “Partiendo de la base de una agresión de los argentinos supongo que me dice, no otra cosa. No le puedo especificar una reunión con esa agenda, pero era tema de conversación, sí. La situación era verdaderamente desconcertante”, dijo entonces Berrutti.

En noviembre de 2006, el Gobierno de Tabaré Vázquez dispuso un despliegue de efectivos del Ejército en la zona perimetral de UPM Botnia ante la eventual llegada de manifestaciones de ambientalistas de Gualeguaychú que protestaban contra la empresa y mantenían el corte en la ruta 136 a la altura de Arroyo Verde. Sin embargo, Vázquez suspendió la medida a pedido del gobierno argentino y de la propia empresa finlandesa, aunque mantuvo el predio como “zona militar”.

La alerta de las Fuerzas Armadas uruguaya se había producido luego de sendos informes de los servicios de inteligencia coordinados desde la Dirección de Fronteras por Darío Estades y por el espionaje militar que alertaban acerca de posibles acciones desde el otro lado del Uruguay. Uno de los informes del espionaje uruguayo afirmaba que podían producirse posibles “sabotajes” a la planta de UPM Botnia con participación de “ex carapintadas y ex combatientes de las Malvinas con infiltrados del SIDE (Servicio de Inteligencia y Defensa del Estado)” argentino en la obra.

Vázquez firmó un Decreto, en diciembre de 2006, en el que habilitaba al Ejército a custodiar el terreno propiedad de UPM Botnia, empresa que se hizo cargo de levantar alambradas y las casetas para los militares que rodeaban el predio. Unos 60 efectivos militares fueron apostados en dos campamentos, comandados por el entonces Jefe del Ejército uruguayo, general Jorge Rosales. En esa zona militar podían actuar, en caso de ser necesario, “con armas de fuego”.

Aquella guarnición militar alrededor de UPM Botnia, permitió, según la entonces ministra de Defensa del vecino país, Azucena Berruti, una disminución de la tensión “en forma muy importante” y proyectó que, en caso de que hubiese sido necesario se movilizara nuevamente al Ejército, tal como “la que dio origen a la primera decisión”.

La Infantería del Ejército uruguayo, que tiene unidades en el litoral realizó  ejercicios con misiles tierra-tierra en las riberas del río Uruguay, realizó ejercicios militares empleando misiles de infantería ligero antitanque (MILAN), de fabricación francesa. Además se probaron en esos ejercicios que tuvieron lugar en una estancia cerca de la represa El Palmar, lanzadores múltiples de cohetes de 122 mm de origen checo, no teledirigidos.

Según se afirma en la investigación del periodista Alsina, el entonces Presidente Néstor Kirchner ordenó a través de su entonces ministra de Defensa Nilda Garré, que una unidad de Ingenieros del Ejercito argentino se desplegara en Entre Ríos “con el objetivo de presionar a Uruguay”.

En 2007, el general uruguayo Rosales aseguraba que desde el punto de vista “estratégico-militar”, no creía conveniente la custodia que se venía llevando a cabo en UPM Botnia, pero Tabaré Vázquez replicó sus dichos y dijo: “Cuando tengamos alguna información que lo amerite tomaremos la medida, pero por el momento no tenemos información que nos despierte cierta inquietud como para hacerlo”, advirtió.

La Dirección Nacional de Inteligencia del Estado (DINACIE), conducida por oficiales de la Armada Nacional uruguaya realizó un informe interno advirtiendo la necesidad de elaborar planes de contingencia para neutralizar las acciones previstas por los asambleístas de Gualeyguaychú, cuando UPM Botnia empezara a funcionar.

Tabaré Vázquez dispuso que el control militar se acentuara aun más después que “el Ministerio de Ganadería y efectivos del Ejército, requisó armas de una embarcación ilegal de piqueteros (asambleistas) y de un incendio intencional una empresa en el Puerto de Montevideo” en la que, según los servicios de espionaje uruguayos, también intervinieron asambleístas de Gualeguaychú.

En setiembre de 2007, la Prefectura Nacional Naval uruguaya empezó a identificar embarcaciones de asambleístas argentinos que navegaban “por zonas ilegales por el río Uruguay multándolas con 33.000 pesos uruguayos”. Poco después, Vázquez ordenó cerrar la frontera con Argentina en prevención de un “supuesto escrache masivo al Presidente de la República que proyectaban los manifestantes argentinos”.

Todos estos movimientos militares uruguayos ocurrieron sin que “el público se enterara, pero sí la Cancillería argentina, la CARU y los militares argentinos, claro”, afirma Alsina en su libro de próxima aparición en Uruguay.

Sin embargo, mientras ante La Haya, Argentina argumentaba que el Gobierno uruguayo “inventaba un vínculo artificial” por los piquetes, además del fallecido Presidente, su ministra Garré, también estuvieron al tanto de todos estos hechos la Cancillería y la CARU.

 
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