“Cuando hemos sido ofendidos o desilusionados, el perdón es posible y deseable, pero nadie dice que sea fácil.” Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social.
El viernes pasado se presentó en el Vaticano la nueva Exhortación Apostólica llamada “La alegrÃa del amor”, referida a la situación de las familias y la atención pastoral que debemos brindarle. Este documento es fruto de un trabajo de reflexión comunitario. Tuvo dos instancias sinodales: octubre de 2014, y en el mismo mes del 2015, Francisco recogió los aportes de ambos momentos para escribir este documento.
Se transitó un camino de discernimiento comunitario que no
busca cambiar la doctrina, sino acercarse a una realidad cambiante para
iluminarla y alentarla desde
Acerca de discernir adecuadamente las diversas situaciones
familiares ya habÃa enseñado Juan Pablo II: “Los pastores, por amor a la
verdad, están obligados a discernir bien las situaciones. En efecto, hay diferencia
entre los que sinceramente se han esforzado por salvar el primer matrimonio y
han sido abandonados del todo injustamente, y los que por culpa grave han
destruido un matrimonio canónicamente válido. Finalmente están los que han
contraÃdo una segunda unión en vista a la educación de los hijos, y a veces
están subjetivamente seguros en conciencia de que el precedente matrimonio,
irreparablemente destruido, no habÃa sido nunca válido.
”En unión con el SÃnodo exhorto vivamente a los pastores y a
toda la comunidad de los fieles para que ayuden a los divorciados, procurando
con solÃcita caridad que no se consideren separados de
Francisco ha fomentado el diálogo con el mundo y el interior
de
El Papa utiliza un lenguaje accesible, buscando por todos
los medios que a cada uno quede claro que Dios le ama y la vida de cada persona
forma parte de un proyecto de Su Amor. En este contexto entendemos mejor el
Plan de Dios acerca del amor humano y la familia.
Te comparto unos párrafos de esta Exhortación Apostólica.
“La alegrÃa del amor que se vive en las familias es también
el júbilo de
El mismo Francisco nos comenta en la introducción qué temas
aborda: “En el desarrollo del texto, comenzaré con una apertura inspirada en
las Sagradas Escrituras, que otorgue un tono adecuado. A partir de allÃ,
consideraré la situación actual de las familias en orden a mantener los pies en
la tierra. Después recordaré algunas cuestiones elementales de la enseñanza de
“En el horizonte del amor, central en la experiencia
cristiana del matrimonio y de la familia, se destaca también otra virtud, algo
ignorada en estos tiempos de relaciones frenéticas y superficiales: la
ternura.” (28)
“Ante cada familia se presenta el icono de la familia de
Nazaret, con su cotidianeidad hecha de cansancios y hasta de pesadillas, como
cuando tuvo que sufrir la incomprensible violencia de Herodes, experiencia que
se repite trágicamente todavÃa hoy en tantas familias de prófugos desechados e
inermes.” (30)
“El matrimonio es una vocación, en cuanto que es una
respuesta al llamado especÃfico a vivir el amor conyugal como signo imperfecto
del amor entre Cristo y
“Todo lo dicho no basta para manifestar el evangelio del
matrimonio y de la familia si no nos detenemos especialmente a hablar de amor.
Porque no podremos alentar un camino de fidelidad y de entrega recÃproca si no
estimulamos el crecimiento, la consolidación y la profundización del amor
conyugal y familiar.” (89)
“Cuando hemos sido ofendidos o desilusionados, el perdón es
posible y deseable, pero nadie dice que sea fácil.” (106)
“El SÃnodo se ha referido a distintas situaciones de
fragilidad o imperfección. Al respecto, quiero recordar aquà algo que he
querido plantear con claridad a toda
“Si se tiene en cuenta la innumerable diversidad de
situaciones concretas, como las que mencionamos antes, puede comprenderse que
no debÃa esperarse del SÃnodo o de esta Exhortación una nueva normativa general
de tipo canónica, aplicable a todos los casos. Sólo cabe un nuevo aliento a un
responsable discernimiento personal y pastoral de los casos particulares, que
deberÃa reconocer que, puesto que «el grado de responsabilidad no es igual en
todos los casos» [335], las consecuencias o efectos de una norma no
necesariamente deben ser siempre las mismas [336].” (300)
“Es una honda experiencia espiritual contemplar a cada ser
querido con los ojos de Dios y reconocer a Cristo en él. Esto reclama una
disponibilidad gratuita que permita valorar su dignidad. Se puede estar
plenamente presente ante el otro si uno se entrega «porque sû, olvidando todo
lo que hay alrededor.” (323)
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